Con esta clase
iniciamos la segunda unidad del curso. En unidad 1 intenté definir qué es la
lingüística y cuál es su objeto de estudio. Luego, desde una perspectiva
funcionalista y semiótica traté de explicar la función esencial de la lengua en
tanto que instrumento para la comunicación entre los seres humanos. A partir de
esta clase entramos ya en materia lingüística. El tema que domina esta unidad
es el de la lengua. A lo largo de las siguientes clases trataré de explicar los
elementos esenciales de la lengua, así como las características que la
diferencian de otros lenguajes.
La lengua es una
institución que surge de la vida social como instrumento para la comunicación.
No se ha podido demostrar desarrollo lingüístico en ninguna otra especie
animal. Los experimentos al respecto evidencian que algunos gorilas desarrollan
la capacidad de repetir vocablos y sonidos parecidos a los humanos, pero nunca
lo hacen a nivel consciente; solo como meras respuestas reflejas a
condicionamientos externos.
En esta unidad
veremos tres temas básicos para comprender el lenguaje articulado:
a.
El
signo: definición, elementos, características
b.
Naturaleza
vocal
c.
Doble
articulación
En esta
clase, centraremos nuestro interés en repasar qué es el signo y cuáles son los
elementos que lo conforman. Será tarea de la próxima clase reflexionar acerca
de las características. Aunque abordamos el tema desde una perspectiva
semiológica (es decir, reflexionamos acerca de cualquier signo en general), los
ejemplos y las actividades harán más énfasis en el signo lingüístico.
2.1. El signo
La lengua, como todos
los lenguajes, como todos los códigos, está formada por signos y reglas
combinatorias que le permiten comunicar. Por ello, es necesario aclarar primero
qué es un signo para posteriormente estudiar las características específicas
del signo lingüístico. En esta clase solo reflexionaremos acerca de la
definición y los elementos que lo conforman: significante y significado.
En el campo de la cultura el hombre está rodeado de signos. Todos los
objetos que existen en la naturaleza pueden convertirse en signos en el momento
en que sobre su ser material (significante) reciben un valor añadido: el
significado. Por ejemplo, el cielo despejado es un fenómeno natural que
existe con independencia de la conciencia humana. En sí mismo, no es signo; sin
embargo, cuando una persona observa dicho fenómeno e interpreta de él que hace
buen tiempo, lo está convirtiendo en un signo. Aunque no estén
conscientes de ello, las personas transforman permanentemente toda la realidad
en signos. Vamos por la calle e interpretamos de cada rostro algo distinto. La
forma de vestir, la expresión facial, la prisa que lleva, son inmediatamente
convertidos en signos que nos permiten “leer” toda la realidad.
Signo es cualquier cosa que nos transmite algún significado. En efecto,
Umberto Eco, otra gran autoridad en la materia, define al signo como “cualquier cosa que pueda considerarse como
sustituto significante de cualquier otra cosa.” (Eco, 2000: 22) Esta
definición, por simplista que parezca, puede servirnos como eje para la
comprensión de nuestro objeto de estudio. Cuando Eco afirma que signo es “cualquier cosa”, se refiere a que, en
realidad, todo cuanto existe puede ser convertido en signo por el ser humano.
En el ejemplo del cielo despejado, este
puede ser convertido en signo cuando extraemos de él una información distinta
de sí mismo. De hecho, cuando interpretamos el cielo despejado como signo de buen
tiempo, estamos convirtiendo el cielo
despejado en significante del significado buen tiempo.
En resumen, aunque existen diferentes criterios, la característica más
evidente del signo es que evoca, sustituye o representa algo distinto de sí
mismo. Por lo tanto, podemos considerar
como signo, cualquier realidad que sustituye a otra y que la comunica.
El ceño fruncido (significante)
es signo pero solo en el momento en que nos evoca enojo o algo
parecido (significado). La palabra libro (significante) también es signo,
puesto que nos remite a la idea de un conjunto
de hojas impresas encuadernadas, o algo parecido (significado). También es
signo un retrato (significante), pues nos evoca a la idea de la persona
retratada (significado).
Todo signo siempre evoca algo que no está. El signo es una realidad
presente que evoca algo ausente. De esa cuenta el ser humano puede convertir en
signo absolutamente todo. Eso no significa que todas las cosas sean signos; más
bien, quiere decir que toda la realidad puede ser utilizada como signo cuando
se le considera en lugar de algo distinto. Por ejemplo, una ceja fruncida es
simplemente una ceja. Pero se convierte en signo (mejor dicho, la convertimos
en signo) cuando interpretamos de ella que la persona está enojada o contrariada.
Como vimos, pueden transformarse en signos las realidades más diversas:
el frotar de las manos como signo de nerviosismo; un suspiro como signo de
algún sentimiento; el edificio Tikal
Futura como signo de la opulencia de algún sector de la sociedad guatemalteca;
la diferencia entre Tikal Futura y una covacha de un área marginal de la
ciudad como signo de la profunda inequidad que vive nuestro país; etcétera.
Pero también podemos construir signos para expresar nuestros
sentimientos. Por ejemplo, un pintor transmite sus emociones por medio de un
cuadro. Pablo Picasso expresó en su cuadro Guernica
todo el dolor que le causó el bombardeo de esta población por parte de los
fascistas. En ese caso, el signo es el cuadro en mención. Algunos signos tienen
dentro de sí otros signos. Por ejemplo, ese cuadro mencionado contiene la
figura de un toro angustiado; también tiene un foco apagado como signo de
oscurantismo, etc. Aunque el cuadro en general es un signo, está compuesto a su
vez por varios signos más.
También son signos las fotografías, dibujos, señales de tránsito,
movimientos del cuerpo, expresiones faciales, etc. A continuación explicaremos
cuáles son los elementos que componen un signo.
2.1.1. Significante
y significado
De acuerdo con la definición dada, el signo se compone de significante y
significado. El significante sería la parte del signo que percibimos y el
significado, la idea que evoca el significante. Veamos:
Significante Significado

|


El significante es la
sustancia material del signo, la manera de manifestarse. Las letras o los
sonidos de una palabra constituyen su significante. Una fotografía también
constituye un significante. El significante siempre es perceptible por
cualquiera de los sentidos. Veamos estos ejemplos:
Sentido
|
Significante
|
Significado
|
Olfato
|
El olor que sentimos
cuando vamos sobre el puente del periférico y
|
Pollo Campero
|
Vista
|
![]() |
Pollo
|
Gusto
|
Sabor agridulce
|
membrillo
|
Tacto
|
Superficie rugosa en una
cara y lisa en la otra; plana, delgada, rectangular...
|
lija
|
Oído
|
ladrido insistente
|
perros cercanos
|
Como puede verse en los ejemplos anteriores, cualquier cosa del mundo
puede ser significante siempre y cuando se le asigne como significado algo
distinto de sí misma. Una persona tirando basura en el suelo puede convertirse
en significante pero solo si al verla interpretamos algo; por ejemplo, que dicha
persona no tiene conciencia ecológica. Mientras a esa acción no le asignemos un
significado, va a ser simplemente un elemento del mundo que no interesa a la
semiótica o a la lingüística pues no está comunicando nada.
El significado es la idea o el concepto mental que evoca el
significante. Es importante destacar que el significado es, necesariamente, una
idea, un concepto mental. Nunca es algo concreto. Por ejemplo, el significado
de “membrillo” no es la fruta aludida en sí misma, sino la idea que socialmente
se tenga de ella. De hecho, todos los “membrillos” que existen en el mundo son
distintos y hasta ahora en estas páginas no me he referido a ninguno de ellos
en particular; sin embargo, quien lee, me entiende porque tiene en la mente
algún significado de esa fruta.
Imaginemos que alguno de los lectores de este texto no conozca a los
membrillos; podrá preguntar a otra persona o consultar un diccionario. Aún sin
haber visto un membrillo real, podrá formarse una idea de esta fruta. Entonces,
tendrá en su mente un “significado” de membrillo. No necesitará de un
“referente” para poder utilizar el signo “membrillo” (significante +
significado).
La anterior aclaración es necesaria porque muchas personas dedicadas a
la enseñanza de la lingüística continúan afirmando que el referente es un
elemento del signo. Como veremos, esa idea se deriva de una interpretación
equívoca de la teoría que formuló Peirce a principios del siglo XX.
Por el momento, es importante retomar la definición de “significado”.
Decíamos que este es siempre mental o inteligible. Pero, ¿cómo se construyen
los significados en la mente? Imaginemos que la siguiente conversación se
desarrolló en algún lugar de la ciudad de Guatemala hace algunos meses:

—Vamos al Guarda —dice un amigo.
—Mejor a Pradera Concepción
—contesta el otro.
En la anterior conversación se emplearon los signos (las palabras)
“sexta” y “Pradera Concepción”. No existe un diccionario que informe el
significado de ambos significantes, al menos en el sentido que se les da en
Guatemala. Sin embargo, cualquier lector entendió lo que pretendían ambos
amigos. Ninguno de ellos se inventó esos signos. Algún técnico, hace muchos
años, nombró como sexta avenida a la que fue por muchos años la calle de
comercio de la ciudad Capital. Por otra parte, a algún publicista se le ocurrió
llamar “Pradera Concepción” al centro comercial que está en la salida a El
Salvador. Pero cuando el primer amigo dijo “Vamos a la sexta” posiblemente no
pensaba siquiera en la calle misma, sino en el montón de comercios informales
que se encontraban en sus aceras. De ahí que la alternativa sea “Pradera
Concepción”, un centro de comercio formal.
De lo anterior podemos sacar varias conclusiones:
El significado no lo inventa cada persona cuando utiliza un signo. Más
bien, está dado de antemano por la cultura en la que se utiliza o por el
contexto en que se emplee: El significado es una unidad cultural. De ahí que la
conversación entre los amigos posiblemente no tenga mucho sentido para un
colombiano o incluso para un niño que ya no conoció la sexta avenida como está
ahora. Al menos, no tendrá el mismo sentido.
La relación entre el significante y el significado depende del contexto.
“Vamos a la sexta” puede significar muchas otras cosas. Si la dicen dos amigos
caminando por las calles de Jutiapa, se podrá referir a una calle también llamada
sexta pero distinta a la de la zona 1 de la Capital. Si lo dice una persona
dentro de un concurso en el cual se gana al llegar a la sexta casilla,
seguramente significará que “vamos a ganar”, etcétera.
De acuerdo con lo anterior, el significado que se asigne a un
significante va a estar siempre condicionado y determinado por las
características culturales de quienes lo utilicen. Por ejemplo, el significante
“estrella polar” significa simplemente un punto de luz en el cielo para
una persona común. Para un enamorado puede significar esperanza y para un
astrólogo, un objeto de estudio astronómico. Esto se debe a que los tres
sujetos están ubicados en situaciones culturales diferentes.
Otro ejemplo: imaginemos a una mujer perdida en el centro de la selva. Un
tigre la sigue de cerca. Se siente desesperada. Cuando la fiera está a punto de
darle alcance, la mujer divisa una nube de humo que asciende al cielo. “Estoy
salvada —piensa— cerca hay una casa”.
En nuestra historia, la mujer perdida convirtió en significante al humo
que visualizó ya que le asignó el significado “cerca hay una casa”. Sin
embargo, el humo, antes de ser visto por la mujer, no era signo. Era
simplemente humo, un elemento existente. Su ser de signo lo obtuvo hasta que un
ser humano —la mujer— lo convirtió en significante (humo) de algo distinto de sí mismo (cerca hay una casa).
El significante y el significado se definen por la relación de
presuposición recíproca. El signo presenta siempre esa realidad bipolar. En el
momento en que se reconoce algo como significante, simultáneamente se le asigna
un significado. En el caso de una palabra, su significante sería la palabra en
sí, las letras que la compone, los sonidos que empleamos para decirla. El
significado sería su definición, lo que entendamos por esa palabra.
Pero la relación significante – significado no es estable. Puede cambiar
cada vez que se utilice el signo. De ahí que un significante pueda poseer
varios significados. Por ejemplo, en nuestra historia, el significante “humo”
(percibido por la mujer con los ojos) significó para ella misma dos cosas:
Ø
Cerca hay una casa
Ø
Estoy salvada
Pero de igual manera, un significado puede expresarse por medio de
distintos significantes. La conversación entre los dos amigos pudo haberse
expresado así:
—Vamos a buscar pantalones “chafas”
—Mejor vamos a buscar pantalones “de marca”.
En conclusión, las relaciones entre significante y significado están
condicionadas por la cultura en la que se utilicen y por el contexto concreto
en el que sean empleados.
Actividades
1. Realice un esquema o mapa de
conceptos que explique, de forma gráfica, los temas abordados en este
documento.
2. A partir del mapa de conceptos,
redacte un pequeño resumen de media página.
3. Rastree a lo largo del documento los
diferentes ejemplos que ofrezco para explicar cada tema desarrollado. Luego,
sustituya el ejemplo aportado por otro que usted mismo redacte.
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